Las opiniones se extienden por internet como la pólvora, sobre todo sin son malas. La proliferación de webs en las que se evalúan por parte de los propios usuarios productos y servicios está haciendo temblar a más de uno. Los compradores online se quejan a la antigua y la nueva usanza.
Los consumidores que han sufrido alguna incidencia en su proceso de compra han acudido al boca-oreja directamente.
El principal motivo de las protestas proviene de la insatisfacción por el trato recibido en atención al cliente. En septiembre de 2007 un estudio sacó a la luz que: siete de cada diez sondeados se encontraron con que el operador no entendía su problema, más de dos tercios se toparon con agentes que desconocían su propia web y casi la mitad no pudieron resolver sus problemas.
El feedback puede llegar a ser peligroso y los retailer deberían tener cuidado con sus clientes. Las herramientas que generan interactividad podrían acabar siendo un arma de doble filo.
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